martes, 14 de junio de 2011

BALANCE GENERAL DEL G8

BALANCE GENERAL DEL G8
REUNIÓN NACIONAL DE DIRIGENTES
JUNIO 04 DE 2011

La preocupación por el acelerado proceso de derechización en la conducción del partido, marcado principalmente por las alianzas con el PAN en los procesos electorales del 2010, propicio que, hacia el mes de agosto del año pasado, un conjunto de corrientes al interior del partido iniciáramos un proceso de acercamiento que en breve tiempo se tradujo en la coordinación y la acción conjunta en torno a dos propósitos fundamentales: en primer lugar, rectificar la conducción del partido recuperando la línea política aprobada en el XII Congreso Nacional y, en segundo lugar, la renovación de la presidencia nacional y la secretaría general en el mes de diciembre del 2010 conforme a los acuerdos del Congreso y del Consejo Nacional. Surge así un bloque opositor a la línea política impuesta por NI y sus aliados al que posteriormente se le denominaría por los medios de comunicación como el G8.
En una primera etapa, el G8 realiza sus primeras acciones conjuntas, abre su convocatoria a otros grupos, da a conocer públicamente su existencia y sus propósitos, promueve una queja por las irregularidades en el proceso de afiliación, convoca a una primera reunión nacional de cuadros, entre otras, y se traza una meta importante para alcanzar sus objetivos: constituir una mayoría en el Consejo Nacional que se llevaría a cabo en el mes de septiembre.
Se hace entonces un llamamiento público a la militancia en general y en particular a las y los consejeros nacionales planteando la necesidad de rescatar al PRD para rescatar a México, con lo cual el G8 logró aglutinar a un importante número de consejeros y consejeras nacionales y atrajo la atención de amplios sectores de la militancia.
Con la realización de un Pre Consejo, el G8 definió su posición frente al Consejo Nacional: realizar el balance de los procesos electorales del 2010, plantear la rectificación de la línea política, convocar a elecciones el 5 de diciembre para renovar la presidencia nacional y la secretaría general, y hacer un replanteamiento integral del proceso de afiliación y refrendo.
La cerrazón y la actitud autoritaria del bloque encabezado por NI imponiendo su mayoría, llevaron al G8 a provocar la suspensión de la sesión del Consejo y se obligó al establecimiento de una mesa de diálogo entre los bloques.
Ante el incumplimiento, nuevamente, del compromiso del otro bloque para abrir un espacio de diálogo, el G8 inicia una nueva etapa desplegando diversas acciones que culminan con la realización de un encuentro nacional de dirigentes y la movilización del 5 de diciembre.
En esta etapa se realizaron visitas a los estados para informar a la militancia sobre la situación del partido y para dar a conocer los planteamientos del G8; se llevaron a cabo diversas reuniones con personalidades y dirigentes del partido; y se avanzó en la cohesión del G8 a través de la discusión de su qué hacer y de su acción conjunta en otras tareas del partido como el proceso del estado de México y en otros espacios como el grupo parlamentaria del PRD en el senado. Se conformó también un equipo jurídico que promovió varios recursos ante la CNG respecto a las irregularidades del proceso de afiliación y la omisión de los órganos de dirección de no convocar a la elección del 5 de diciembre.
Con este conjunto de acciones el G8 obligó al bloque encabezado por NI a instalar una mesa de diálogo en la cual se alcanzó un acuerdo que contemplaba tanto un procedimiento para abordar el debate sobre la línea política como una ruta para la renovación de los órganos de dirección. Este acuerdo se formalizó en una sesión del Consejo Nacional en el mismo mes de diciembre.
A pesar de que en dichos acuerdos se estableció la realización de un pleno del Consejo Nacional en el mes de febrero para definir el mecanismo mediante el cual se  resolvería el diferendo sobre la línea política, contemplando incluso la realización de un referéndum, NI y sus aliados siguieron adelante en sus acuerdos para establecer alianzas con el PAN en prácticamente todos los estados en los que se llevarían a cabo proceso electorales en el 2011.
El pleno del Consejo Nacional en el mes de febrero reabrió nuevamente el debate público sobre la línea política, particularmente en relación a la política de alianzas en el estado de México. La firme posición del G8, las acciones que llevó a cabo en las semanas posteriores, la posición de Alejandro Encinas y otras acciones de la militancia y del movimiento regeneración nacional se conjuntaron para derrotar finalmente la posición derechista de NI y sus aliados, cancelando en definitiva la alianza con el PAN en el estado de México. Esto influyó también para que en los estados de Nayarit y Coahuila no fructificaran las alianzas con la derecha.
En forma paralela al debate sobre la línea política el G8 insistió en la necesidad de renovar la presidencia nacional y la secretaría general conforme a los acuerdos del Consejo Nacional.
El planteamiento del G8 iba más allá de la mera sustitución de quienes ocupaban esos cargos, se consideró que esos cambios abrían la posibilidad de conformar una nueva dirección que permitiera la reunificación del partido, renovar su imagen frente a la sociedad y relanzarlo en la lucha política para enfrentar con fuerza los procesos electorales del 2012.
Se realizaron diversas consultas y se propuso a Lázaro Cárdenas Batel para encabezar esa nueva dirección, se planteó asimismo la necesidad de integrar el nuevo órgano con base en criterios de inclusión, pluralidad y capacidad política para que este proceso de renovación, junto con la rectificación de la línea política, fueran la base para contar con una dirección con legitimidad, estabilidad y con real capacidad para la conducción del partido.
La no aceptación de Lázaro Cárdenas Batel colocó al G8 en una situación difícil que fue aprovechada por el bloque encabezado por NI para imponer sus criterios y métodos pragmáticos en la integración de los nuevos órganos. El G8 no encontró una nueva propuesta con características similares a la de Lázaro Cárdenas para encabezar la dirección del partido.
Ante esa situación surgieron diferencias al interior del G8  lo cual, en un principio,  le impedirían hacer frente a la posición de NI y sus aliados de manera conjunta y con una posición firme y, posteriormente, llevaría a una de las expresiones a un rompimiento de facto al optar por un acuerdo con NI privilegiando su interés particular sobre el interés general del partido y excluyendo al resto de las expresiones del G8.
Si bien fue importante haber logrado la salida de Ortega de la presidencia nacional del partido, en los nuevos órganos de dirección se mantiene una correlación favorable al bloque de NI, pero además con una sobrerrepresentación de IDN. La misma fórmula se aplicó para la renovación de los demás órganos nacionales: Comisión de Garantías, Comisión Nacional Electoral, Comisión de auditoría, etc.
La simulación, el desapego a las normas, la exclusión y el bajo perfil político de buena parte de sus integrantes, predominaron en el proceso de renovación de los órganos nacionales. Así, el PRD mostró nuevamente a la sociedad su incapacidad para renovarse.
Se abre ahora una nueva etapa en la que las dos corrientes mayoritarias se disputan el control del aparato del partido, la distribución de sus recursos y hasta la presencia en medios. En esta disputa, los órganos de dirección nacional del partido han quedado secuestrados, no hay un funcionamiento regular de estos órganos y la realización de sus sesiones dependen del acuerdo entre las corrientes en disputa.
Ante el vacío de dirección los problemas internos van en aumento, imperan las decisiones discrecionales de la secretaría general o de la presidencia nacional. Se ha incumplido el acuerdo del Consejo Nacional para llevar a cabo un Congreso Nacional en el mes de mayo y la convocatoria para la renovación de los demás órganos nacionales así como los estatales y municipales, por la vía de los hechos, está siendo rebasada.
El PRD sigue ausente en el debate de los graves problemas nacionales y se mantiene alejado de las luchas y las causas sociales. La reconstrucción orgánica del partido en todos los niveles sigue siendo una asignatura pendiente y los procesos electorales en los estados, irresponsablemente no son atendidos por los órganos de dirección nacional.
El reto de la renovación del partido sigue presente…



¡Democracia ya, Patria para Todos!

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