domingo, 25 de diciembre de 2011

Rebelion. 25 de diciembre de 2011



Respuesta a "La lógica elemental de las elecciones en México"
"Las elecciones, nos guste o no, son un momento de lucha entre diversas fuerzas políticas"



Estimado Lucho [Lucio Rivera]:
Desde hace tiempo he mantenido una polémica con David, compañero tuyo de la LUS [Liga de Unidad Socialista] sobre AMLO [Andrés Manuel López Obrador] y las elecciones. Veo que has dado respuesta al artículo de Almeyra titulado “Las elecciones en México y la lógica elemental” con la que no estoy de acuerdo. Me permito responder a tu respuesta retomando las ideas que a lo largo de casi un año he hablado con David.
En primer lugar, abundas en insultos y epítetos que poco ayudan a comprender las cosas: “bribones”, “aborrecible”, “pillos” y etcétera. No es que no se deba llamar a las cosas por su nombre sino que a veces el abuso de esas palabras es una barrera para el pensamiento. Así que menos calificativos y más ideas, menos etiquetas morales y moralizantes y más categorías científicas.
Almeyra menciona, y creo que estarías de acuerdo, en que el país atraviesa por una guerra contrainsurgente, disfrazada de “guerra contra el narco”, destinada a controlar a la población, reordenar el mercado de las drogas según los intereses de los Estados Unidos y, para este país, lograr un control total del nuestro. En el plano económico vivimos una catástrofe similar: carestía, desempleo, bajo o nulo crecimiento de la economía y un derrumbe de la industria nacional. En el plano social el panorama es igual de desolador, un solo hecho lo demuestra: la existencia de siete millones de jóvenes que no tienen trabajo ni escuela. Frente a este negro panorama ¿Cuáles son las tareas urgentes e inmediatas? Discúlpame, Lucho, pero no es la revolución socialista ni la expropiación de los medios de producción; las tareas urgentes
  1. Son recuperar la soberanía nacional (lo cual implica detener la guerra contrainsurgente y fortalecer al Estado mexicano).
  2. La recuperación de las libertades civiles básicas (o “libertades burguesas”, si gustas) tales como la libertad de prensa, asociación, reunión, manifestación y otras, anuladas de facto con la “guerra contra el narco”.
  3. Reactivar la economía nacional: generar crecimiento económico, reanimar la industria nacional orientada al mercado interno y la capacidad de consumo de la población.
  4. Atender el problema social con medidas urgentes para generar empleo, aumentar salarios, proporcionar a la población salud, educación, vivienda y demás satisfactores básicos.
  5. Un plan emergente de preservación del medio ambiente y recuperación de los ecosistemas dañados.
La revolución socialista no está a la orden del día, antes que proponerse esos objetivos es indispensable salvar lo que queda del país. La revolución socialista será mil veces más difícil si la intentamos no un país soberano (o con cierto margen de soberanía) sino en un protectorado norteamericano, así de simple. Y en esta lucha por preservar a México como país independiente es posible una alianza entre el pueblo y ciertos sectores de la burguesía: eso es lo que representa AMLO. Para esa franja del empresariado mexicano la preservación de la patria (sí, la patria, aunque esa palabra suene ridícula a oídos de los neoliberales “globalizados”, espero no suene así para los socialistas de la LUS) no es un asunto de nacionalismo romántico, es un tema vital interés para su supervivencia como burgueses. El TLC ha favorecido a los capitalistas con capacidad de exportación pero, debido al empobrecimiento hasta el límite de la población, ha llevado a la quiebra a los burgueses que orientaban su producción al mercado interno. Éstos necesitan un gobierno que los represente y defienda de la apertura indiscriminada a los productos gringos, europeos y chinos; ese político que puede velar por sus intereses es AMLO. Por el otro lado, estos mismos empresarios comprenden que para reactivar sus negocios se requiere reactivar el mercado interno y eso implica elevar los salarios, proporcionar capacidad de compra a la población; este es el punto donde se hace posible una alianza táctica entre el pueblo y un sector de la burguesía. Esta franja de la burguesía de la que hablamos tiene claro que debe detener la guerra contrainsurgente por múltiples razones: si se concreta la anexión del país quedarán subordinados para siempre a la burguesía norteamericana y serán desplazados de los pocos nichos en los que se han refugiado, porque sus negocios no pueden prosperar en medio de la violencia.
AMLO representa a esa franja de la burguesía que ha comprendido que la soberanía nacional les conviene y que también les conviene hacer concesiones al pueblo.
Por el otro lado, AMLO es un político que representa a la burguesía progresista no sólo en lo económico, también en lo político. Apuesta por el Estado laico, por las libertades básicas, por la educación pública y por un Estado que redistribuye entre la población parte del excedente.
Por último, AMLO planea llegar al poder y llevar a cabo su programa apoyado en la movilización y organización popular, aunque mantenga ésta en el terreno de lo electoral.
Esta es la caracterización precisa de AMLO. Lucio, menos calificativos morales y moralizantes (“bribón”, “pillo”, hambreador”, “patético” y etcétera) y más análisis. Entiendo tus bríos y tu ánimo de lucha pero te recuerdo que esto no es un intercambio de textos de agitación dirigidos a inflamar el pecho de las masas e impulsarlas a la lucha, esto es un debate político donde lo que pesa son las ideas y no las arengas encendidas.
Una vez que tenemos la caracterización de lo que AMLO representa en realidad, ¿en serio se puede sostener que es lo mismo que Peña Nieto o Cordero? No y mil veces no. En este mundo nunca se da que dos cosas sean lo mismo y quien dice esto está renunciando al análisis de la realidad. Alejémonos de simplificaciones ramplonas. Por esto mismo, me parece un sinsentido que reproches a AMLO y el PRD haber desmovilizado a las masas en 2006 si desde el principio dices que es lo mismo que los demás.
Hay que tener la capacidad de ver las contradicciones que existen entre las diversas facciones de la burguesía y aprovecharse de ellas. Por ello es que, a mi juicio, el abstencionismo es una política equivocada.
Concuerdo en que es necesaria la organización independiente del pueblo y los trabajadores pero ello no implica, no veo el nexo lógico por ninguna parte, jugar en la coyuntura electoral y ser sectarios con un sector del pueblo que, con todas sus limitaciones, está organizado y dispuesto a luchar, MORENA. Las elecciones, nos guste o no, son un momento de lucha entre diversas fuerzas políticas. Y, por duro que sea, tenemos que reconocer que en este momento el pueblo no juega con fuerza propia, no hay una organización significativa que actué en esta coyuntura.
Entonces lo que nos queda a los socialistas es, por supuesto, seguir trabajando para construir la organización independiente de los trabajadores y el pueblo y, por la vía de los hechos, hacer una alianza táctica con la burguesía progresista representada por AMLO, actuar dentro de MORENA y juntos derrotar a los neoliberales y los anexionistas. Esto no se logrará sólo con el triunfo en las urnas, será una lucha política de varios años contra el narcotráfico, la diplomacia yankee, los medios de comunicación, los empresarios enganchados en el TLC y las bases conservadoras del PRIAN; todo esto con AMLO ya sentado en la silla presidencial.
Por supuesto que en el bloque progresista (AMLO y lo que representa + las pocas organizaciones socialistas y populares involucradas en el proceso) hay a la vez unidad frente al enemigo común (el imperialismo y los neoliberales) y confrontación por la dirección de dicho bloque. Nunca, en ni un momento se anula esa confrontación. Quienes hemos apoyado críticamente a AMLO la hemos vivido y si no hemos tenido los mejores resultados es porque no tenemos la fuerza suficiente. Los revolucionarios combatimos al mismo tiempo a ambos: a los neoliberales e imperialistas y a la burguesía progresista pero por razones tácticas no lo hacemos del mismo modo, no con la misma intensidad ni en los mismos espacios. Sin ser maoísta, te diría que en esta ocasión es necesario saber distinguir entre la contradicción principal y la secundaria en la lucha. De quién gane la confrontación dentro del bloque progresista depende si el proceso queda en un simple recambio burgués o si desemboca en una revolución popular. Somos muchos los que asumimos este reto en lugar de evadirlo.
Esta es mi posición y la de muchos que somos orgullosamente socialistas pero creemos que en las condiciones concretas del país, el día de hoy la lógica elemental no dicta promover el voto por AMLO.
Te envío muchos saludos a ti y a todos los compañeros de la LUS.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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