sábado, 24 de mayo de 2014

“Qué significa ser radical en el siglo XXI”: Entrevista a Angela Davis

“Qué significa ser radical en el siglo XXI”: Entrevista a Angela Davis

19/05/2014
45 años después de que sus primeros bolos académicos atrajesen la ira del gobernador [de California] Ronald Reagan, Angela Y. Davis vuelve al campus este semestre como profesora del departamento de estudios de género de la Universidad de California en Los Ángeles. Su discurso del jueves pasado en el  Royce Hall sobre feminismo y supresión de las cárceles resume parte de su trabajo, pero no todo, una larga carrera académica con su activismo radical en paralelo. El presidente Nixon la llamó “peligrosa terrorista” cuando fue acusada de asesinato y conspiración tras un tiroteo mortal en un juzgado en 1970. Fue absuelta y, desde entonces, esta mujer nacida en el campo de minas de la segregación racial de Birmingham, en el estado de Alabama, ha escrito, enseñado y dado clase por todo el mundo. Su emblemático pelo “afro” se ha transformado desde su silueta de 1970; su intensidad, no. La entrevista la realizó Patt Morrison, conocida comentarista de Los Angeles Times.

El Congreso está trabajando en la reforma de de las penas de cárcel. Muchos estados han prohibido la pena capital. ¿No resulta esto alentador?

Me he vinculado al movimiento de supresión de las prisiones; eso no significa que me niegue a respaldar reformas. Hay una campaña muy importante contra las celdas de aislamiento, una reforma que es absolutamente necesaria. La diferencia reside en si las reformas contribuyen a hacer la vida más habitable para la gente que está en la cárcel o si apuntalan el complejo penitenciario-industrial. De modo que no es una situación de blanco o negro.

¿Qué sería un sistema penal justo para usted?

Es complicado. La mayoría de quienes estamos en el movimiento abolicionista del siglo XXI nos fijamos en la crítica que hizo W.E.B. Du Bois respecto a la supresión de la esclavitud: que no se trataba simplemente de arrojar las cadenas. La verdadera meta consistía en volver a crear una sociedad democrática que permitiera la incorporación de los antiguos esclavos. La supresión de las cárceles tendría que ver con la construcción de una nueva democracia: derechos substanciales, a la subsistencia económica, a la salud; un énfasis mayor en la educación que en el encarcelamiento; crear nuevas instituciones que tenderían a hacer obsoletas las cárceles.

¿Cree que llegará un día en que las cárceles ya no sean necesarias?

Es posible, pero aunque no suceda esto, podemos pasar a un tipo muy diferente de justicia que no requiera un impulso retributivo cuando alguien hace algo terrible.

¿Ha visto la tragicomedia Orange Is the New Black [serie televisiva], de tema carcelario?

No sólo he visto la serie sino que he leído las memorias [de Piper Kerman], que es un análisis mucho más profundo que el que se ve en la serie, pero como persona que ha analizado el papel de las cárceles de mujeres en la cultura visual, sobre todo en el cine, creo que [la serie] no está mal. Hay tantos aspectos que con frecuencia no aparecen en las representaciones de la gente en estas circunstancias opresivas. Por ejemplo, en Doce años de esclavitud, uno de las cosas que eché de menos era cierto sentido de alegría, cierto sentido de placer, cierto sentido de humanidad.

Este semestre vuelve usted a la UCLA [Universidad de California en Los Ángeles], el campus del que el gobernador Ronald Reagan hizo que le expulsaran.

Era una oferta que no podía rechazar. Los estudiantes son muy diferentes de los estudiantes de 1969, 1970. Son mucho más sofisticados en el sentido de que tienen preguntas más complicadas.
Cuando considera hoy el feminismo, ¿cree que las mujeres han retrocedido, salvo, si acaso, cuando se trata de la sala de juntas?

Se puede hablar de multiples feminismos; no se trata de un fenómeno unitario. Hay quienes asumen que el feminismo significa ascender dentro de la jerarquía en puestos de poder, y eso está bien, pero no es lo que mejor sabe hacer el feminismo. Si las mujeres que están en la base se mueven hacia arriba, el conjunto de la estructura se mueve hacia arriba.

La clase de feminismo con el que me identifico es un método de investigación, pero también de activismo.

Stokely Carmichael solía bromear diciendo que la posición de las mujeres en el Student Nonviolent Coordinating Committee del movimiento de derechos civiles era “boca abajo”. ¿Son las mujeres participantes plenas de la política de hoy?

Tal vez no del todo, pero hemos hecho muchos progresos. Respecto a cómo pensamos sobre los movimientos del pasado, animo a la gente a mirar más allá de las heroicas figuras masculinas. Si bien Martin Luther King es alguien a quien reverencio, no me gusta dejar que lo que representa borre las aportaciones de la gente corriente. El boicot de los autobuses de Montgomery en 1955 tuvo éxito porque hubo mujeres negras, trabajadoras domésticas, que se negaron a tomar el autobús. ¿Dónde estaríamos hoy si no hubieran actuado así?
¿Apoya usted el libre control de la natalidad y el aborto, que se denuncia entre ciertos sectores como genocidio?

A veces en lo que podrían parecer afirmaciones estrafalarias, descubrimos que puede haber un grano de verdad. Aunque nunca sostendría que el control de la natalidad o el derecho al aborto constituyen genocidio, he de tomar en consideración de qué modo se ha impuesto la esterilización a la gente pobre, sobre todo a la gente de color, y que alguien como Margaret Sanger [precursora de la planificación familiar en los años 20] sostenía que [el control de natalidad] era un privilegio para las mujeres acomodadas, pero un deber en el caso de las mujeres más pobres. 

¿Qué piensa del primer presidente negro del país?

Hay momentos de enormes posibilidades, y su elección fue uno de esos momentos. En todo el mundo la gente tenía la impresión de que nos movíamos hacia un mundo nuevo. Por breve que fuera esa sensación de euforia, se trata de algo que no olvidaremos. Eso nos permite comprender qué posibilidades podría reservarnos el futuro. [Pero] mucha gente ha tendía a depositar tantas aspiraciones en individuos singulares que no han conseguido — no hemos conseguido — realizar esa labor de sacarle más partido a ese momento. La gente fue a las urnas y dijo “Ya hemos hecho nuestro parte” y le dejó el resto a Obama.

¿Es la democracia un buen chasis sobre el que erigir un sistema politico?

Creo profundamente en las posibilidades de la democracia, pero la democracia necesita emanciparse del capitalismo. Mientras vivamos en una democracia capitalista, se nos seguirá escapando un futuro de igualdad racial, de igualdad de género, de igualdad económica.

En 1980 y 1984 se presentó como candidata del Partido Comunista a la vicepresidencia; ¿significaba eso que tenía fe en el proceso democrático?  

Se trataba de sugerir que hay alternativas. Nadie creía que fuera posible ganar, pero en los años 80 se produjo el ascenso de la globalización del capital, del complejo penitenciario-industrial, y era importante proporcionar algunos análisis politicos alternativos.

¿Qué piensa ahora del comunismo?

Todavía mantengo un vínculo, [pero] ya no soy militante. Abandoné el partido porque tenía la impresión de que no estaba abierto al tipo de democratización que nos hacía falta. Creo que el capitalismo sigue siendo el género de futuro más peligroso que podamos imaginar.

¿Por qué falló el comunismo en lo que falló?

Eso exigiría una larga conversación. Puede que haya habido democracia económica, que es lo que nos falta en Occidente, pero sin democracia política y social, lo cierto es que no funciona. No creo que tengamos que tirar el bebé con el agua del niño, sería important ver qué es lo que verdaderamente funcionaba y lo que no.

¿Como que no hubiera libertad de expresión?

Sí.

En 2016 se cumplirá el 50 aniversario del partido de las Panteras Negras; fue usted miembro del mismo durante algún tiempo.

El movimiento de derechos civiles tendía a centrarse en la integración, pero había quienes decían: “No queremos asimilarnos en un barco que se hunde, de modo que cambiemos totalmente el barco”. El surgimiento del Partido de las Panteras Negras marcó un momento de ruptura y todavía estamos en ese momento.
El partido tenía dos tipos distintos de activismo: el activismo de base que contribuyó a crear instituciones que todavía hoy funcionan, por ejemplo, el Departamento de Agricultura dispone ahora de programas de desayunos gratuitos. Por otro lado, está la posición de defense propia y de control de la policía.

Si se le echa un vistazo al programa de 10 puntos del partido, cada uno de sus puntos resulta tanto o más pertinente 50 años más tarde. El punto décimo incluye el control comunitario de la tecnología. Eso fue muy profético. Se trata de usar la tecnología en vez de que permitir que nos use a nosotros.

Alguna gente todavía debe ver en usted a la joven que apoyaba la violencia contra la policía, la violencia de los movimientos políticos.

Es importante comprender las diferencias entre esa época y ésta. Nuestra relación con las armas era muy diferente y se centraba en buena medida en la defensa propia. Hoy en día, cuando hay del orden de 300 millones de armas en el país y hemos experimentado estos horrendos tiroteos, no podemos adoptar la misma postura. Estoy completamente a favor del control de armas, de eliminar las armas no sólo de los civiles sino también de la policía.

Se utilizaron pistolas de su propiedad en el secuestro y el tiroteo del Marin County Civic Center en 1970. Fue absuelta de todas las acusaciones. He leído que había comprador las pistolas para su propia defensa.

Sí, y comenté la circunstancia de que mi padre tenía armas cuando yo era pequeña; nuestras familias tenían que protegerse del Ku Klux Klan. [Hoy en día] tenemos leyes contra el odio, hacia las que tengo una actitud ambivalente, porque a veces acaban usándose contra la gente que era inicialmente víctima. La legislación contra linchamientos se dirige más hacia los niños negros y las llamadas pandillas. A veces las herramientas contra el racismo se ponen al servicio de una especie de racismo estructural.

El documental Free Angela and All Political Prisonersdestaca mucho su relación con George Jackson, el activista de las cárceles muerto en la prisión de Soledad. ¿Demasiado?

Yo habría puesto el énfasis en otra parte. Si hablas con la directora, Shola Lynch, comprobarás que estaba trabajando dentro de géneros convencionales; ve la película como un drama político, un thriller criminal y una historia de amor. Aun así, la investigación que llevó a cabo fue realmente asombrosa. Entrevistó a uno de los agentes del FBI que me detuvieron y gracias a esa entrevista descubrí cómo me atraparon. Me impresiona cómo ha afectado la película a la gente joven. Puede ayudar a conversaciones entre generaciones de las que aprenda yo algo y aprenda algo la gente más joven.

¿Qué pasó con la forma de escribir radical, personal, de enfrentamiento de la década de los 60 y 70?

Es una pregunta interesante. En muchas cosas dependíamos de nosotros mismos. Esos experimentos son importantes, porque sin movernos a terrenos de los que uno no sabe nada, nunca habrá ningún cambio.

Supongo que hay gente que le dice: “Si no le gusta Norteamérica, ¿por qué se queda?”

He vivido en otros países, pero este es mi hogar, y me siento comprometida con la transformación de este país. Así lo he sentido desde que era niña. Mi madre era una activista que creía en las posibilidades de transformar el mundo. Y eso es algo a lo que todavía no he renunciado.


Angela Davis (1944), legendaria activista afroamericana de los años 60 vinculada al movimiento de derechos civiles, los Panteras Negras y el Partido Comunista norteamericano, por el que fue candidata a la vicepresidencia en los años 80, fue discípula de Herbert Marcuse en la Universidad de California, San Diego. Profesora jubilada de la Universidad de California, Santa Cruz, enseña actualmente en la de Syracuse, en el estado de Nueva York. Su trabajo teórico se ha centrado, entre otros temas, en el análisis de lo que denomina el “complejo penitenciario industrial” en los Estados Unidos.

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

jueves, 8 de mayo de 2014

PEPENADORES A LA HUELGA DE HAMBRE. Prof. Oscar Loza.


http://www.oscarloza.com/


PEPENADORES A LA HUELGA DE HAMBRE

El progreso genera su propio descontento,
los excluidos quieren ser incluidos.Carlos Fuentes.
Inició una huelga de hambre de los pepenadores el pasado martes 6. Lo hicieron luego de dos intentos fallidos de diálogo con el Ayuntamiento en semanas anteriores y después de estar en plantón frente al Palacio Municipal siete días. Como siempre, atrás de un ayuno de este tipo, hay una actitud  oficial de no reconocer reiteradamente los derechos de quien tiene que recurrir a esta forma de lucha.
Hace 17 años, quienes se ganaban la vida en el viejo basurón de la ciudad, hicieron esfuerzos extraordinarios para organizarse y fundan la Cooperativa de Pepenadores "Progreso" de Culiacán y a partir de allí dignificar el trabajo de sus agremiados. Las gestiones permanentes ante las diferentes administraciones municipales y el respaldo de los activistas responsables del servicio social de la Universidad Autónoma de Sinaloa, hicieron posible un dispensario médico en el relleno sanitario de la ciudad, el apoyo con despensas y enseres domésticos para las familias de los pepenadores. La Cooperativa se convirtió en el centro de la vida de sus agremiados.
La organización de los pepenadores es un salto muy importante para el grupo que vive de la pepena y también un ejemplo a seguir por los trabajadores de la región, sobre todo de los que sufren la marginación, la falta de oportunidades y la exclusión social al  igual que los mismos pepenadores. Y para orgullo de quienes hemos sido simpatizantes de la Cooperativa, habrá que reconocer que hay aportaciones a la sociedad que no pueden ignorarse, como el beneficio que recibimos todos del reciclado del plástico, metales y cartón, entre otros, pues esos productos al regresar al circuito industrial, no se quedan como contaminantes permanentes en el relleno sanitario.
Son méritos también la capacidad de crear empleos donde no los había y de practicar la solidaridad -en sus limitadas condiciones-, con familias de desplazados de la violencia a quienes se les brindó un espacio para que se ganaran la vida junto a los pepenadores. Y para quienes luchamos por el respeto a los derechos humanos, cómo olvidar que la Cooperativa de pepenadores ha sacrificado muchas horas de trabajo de compañeros para estar presentes en los plantones y marchas de los familiares con desaparecidos, en las jornadas que organiza  la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa y en tantas otras acciones solidarias.
Pero la basura es ahora un negocio muy redituable en México y la recolección y depósito de la misma es un botín que despierta ambiciones de empresas y de políticos que se sirven de los bienes públicos. Y las embestidas no se han hecho esperar. A partir de 2005 se privatiza la mitad del servicio de la basura, con un contrato demasiado beneficioso para la empresa Gen-Altya, pues el Ayuntamiento recoge la basura de las calles y sólo por entregarla al relleno sanitario privado se les pagan 2 millones de pesos mensuales. Más que servicio a la ciudad, ello ha representado el pago oneroso e inexplicable de una cuota de políticos a ¿quién? ¿A empresas que los apoyan en campaña o a otros políticos que forman filas atrás de esas empresas?
Llama mucho la negativa al diálogo de la presente administración municipal de Sergio Torres, cuyos tesorero y secretario de servicios públicos fueron los principales funcionarios de la compañía privatizadora mencionada y que pretende quedarse con todo el negocio de la basura, luego de desaparecer la Cooperativa de pepenadores.
La huelga de hambre tiene un pliego petitorio: revisión del padrón original de pepenadores para que se reconozca el derecho de los mismos de permanecer en el trabajo, exhibición pública de la acta constitutiva de la Cooperativa fantasma que hoy juega el papel de esquirol, credencialización a los trabajadores del padrón original y que se abra el relleno sanitario sur para que una parte de los pepenadores trabaje en dicho lugar.
La huelga ha tenido buena solidaridad social: la han visitado estudiantes, gente de colonias y personajes de la vida pública. A partir de este jueves habrá espectáculos de teatro guiñol y música en apoyo al movimiento de los pepenadores. Un reto importante es cómo los ciudadanos nos involucramos para hacer posible que el diálogo se imponga en esta lamentable situación y se encuentre una salida justa para quienes han hecho de su trabajo en el relleno sanitario un centro de dignidad laboral, de aportación responsable a la ecología, de solidaridad hacia los desplazados de la violencia y un ejemplo de coraje frente a la exclusión social. Creo necesario preguntar, ¿y el resto de la sociedad civil no tiene nada que decir? Vale.


Prof. Oscar Loza.


domingo, 4 de mayo de 2014

En entrevista para el periódico Reforma, Cuauhtémoc Cárdenas dice que no descarta la posibilidad de volver a dirigir el PRD

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México, D.F., 27 de abril del 2014.- A unos días de cumplir 80 años, Cuauhtémoc Cárdenas no descarta la posibilidad de volver a dirigir el PRD, pero reconoce que la solución a la fractura interna del partido que fundó en 1989 no depende de él.
En entrevista para el periódico capitalino “Reforma”, a 4 días de cumplir 80 años de edad y con una trayectoria de tres veces candidato a la Presidencia de la República, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Gobernador del Estado de Michoacán, Subsecretaria Forestal y de la Fauna y Senador de la República, desde la defensa del petróleo y el activismo contra la iniciativa del Ejecutivo en Telecom, el ingeniero ve lejano su retiro de la política.
Actualmente Director de Relaciones Internacionales del Gobierno del Distrito Federal, que preside Miguel Angel Mancera, Cárdenas Solórzano declaró al periódico Reforma que “ni he pensado en él ni espero que llegue. Me veo en el futuro trabajando como lo he hecho todo el tiempo, estudiando y tratando de contribuir a que el país cambie favorablemente”.
Cuauhtémoc Cárdenas, a quien para muchos le robara Carlos Salinas de Gortari la Presidencia de la República en 1988, ofrece en la entrevista un diagnóstico de los problemas del sol azteca y describe el programa de trabajo que impulsaría. ”Estar más activos en el debate ideológico, dar mucha atención a la recuperación de la base ciudadana y territorial, sobre todo en aquellos estados en donde la votación ha sido baja”, expuso..

Excélsior entrevista a Cuauhtémoc Cárdenas, parte 1 y 2

Excélsior entrevista a Cuauhtémoc Cárdenas, parte 1 y 2

Cúpulas obreras se han corrompido: Cárdenas. Excelsior 27 de abril de 2014

Cúpulas obreras se han corrompido: Cárdenas

Cuauhtémoc Cárdenas, reflexiona en entrevista con Excélsior sobre su trayectoria política, la situación que vive la izquierda, Pemex y el sindicalismo mexicano, entre otros temas

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El próximo 1 de mayo Cuauhtémoc Cárdenas cumple 80 años. “Uno más simplemente”, dice el ingeniero. Aquí, con Pascal Beltrán del Río.
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Primera de dos partes
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de abril.- “Costó, por lo menos, 600 muertos” construir el Partido de la Revolución Democrática (PRD), la izquierda que no existía en el país hasta 1989, sin embargo, hoy es una fuerza política “en declinación que puede todavía recuperarse”.
De esta forma reflexiona en entrevista con Excélsior el líder moral y cofundador del PRD Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien rechaza que competirá por la presidencia nacional del partido justificando que una contienda interna significaría “una división menor o mayor” que, a toda costa, debe evitarse.
Cuauhtémoc Cárdenas cumple 80 años este 1 de mayo, cuatro días antes del 25 aniversario del PRD. Es “un año más” celebrando con la familia, dice el ingeniero, pero otro día más para analizar “cómo anda el país, qué nos toca hacer, cómo estamos retrocediendo”.
Agrega que pareciera ser nuevamente el México de antes, “donde la consigna era ‘sigamos la directriz del señor Presidente y ningún otro principio’”. También expone que a través de los años se ha permitido que la violencia crezca, sobre todo en el estado donde empezó su carrera política: Michoacán.
Su onomástico coincide con el Día del Trabajo, conmemoración que “casi ya no se marca” por los mexicanos, pues, en las últimas décadas, las cúpulas obreras se han corrompido y entregado a los gobiernos.
Explica entonces que pese a tres celebraciones próximas (dos nacionales y una personal) los mexicanos, el PRD y él no tienen “mucho que celebrar”.
—Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, muchas gracias por la entrevista.
—Pascal, qué gusto que estés aquí con nosotros.
—Cuénteme qué significa para usted cumplir 80 años.
—Pues uno más simplemente. Un año más, una oportunidad de estar ese día con la familia, principalmente, y con algunos amigos, pero es un día como todos los cumpleaños.
—Sin reflexiones sobre la vida, su trayectoria...
—Bueno, éstas son de todos los días, Pascal, de cómo anda el país, qué nos toca hacer, cómo estamos retrocediendo, pues eso es desafortunadamente todos los días, porque no hay mucho que celebrar en estos últimos tiempos.
—Ingeniero, por ahí leí que usted nada todos los días…
—No todos los días, pero tres o cuatro veces a la semana trato de hacer algo de ejercicio.
—Su rutina personal…
—Es rutina, para un problema de espalda o de rodilla, y esto ayuda.
—En estos años usted me dice que reflexiona todos los días sobre el pasado, e imagino también sobre el presente y el futuro, pero refiriéndonos al pasado, ¿hay algo que usted hubiera hecho de manera distinta?
—Creo que las cosas que se hacen, las cosas que yo he hecho, pues se han hecho en función de lo que se ha debido y de lo que se ha podido. La vida de todos los días tiene una rutina, tiene un trayecto más o menos preestablecido, con la posibilidad de cambiar en cualquier momento. Pero creo que no, creo que lo que he podido hacer o lo que he hecho lo hubiera hecho en cualquier forma; si se hubieran presentado las circunstancias de otro modo, pues también hubiera sido seguramente distinta la forma de actuar.
—¿Hay alguien que haya sido importante para usted que por distintas circunstancias haya dejado de ver por olvido, por una separación y que quisiera usted volver a ver?
—En primer lugar a mis padres,  que fueron en todos los sentidos formadores y guías cariñosos, todo lo que uno puede tener, y desde el momento en que faltaron, siguen haciendo falta.
—¿Y amigos, en general?
—Pues también algunos amigos se han quedado en el camino, otros, por circunstancias de la vida, han seguido rumbos distintos; con algunos nos hemos vuelto a reencontrar, con otros no, y con otros hemos seguido juntos por muchos, muchos años.
—¿Alguna separación que personalmente le haya pesado…?
—No, no podría hablar de eso. Yo creo que todas las separaciones que pudieron haberse dado en mi vida han sido explicables, quizá no deseadas, no deseadas por mí en muchos casos, o en algunos casos porque no han sido muchas las separaciones, pero yo diría muy comprensibles de acuerdo con las decisiones que cada uno ha tomado.
—Cuando salió usted del PRI hubo gente que le dio la espalda…
—Bueno, cuando salí del PRI hubo gente con la que tenía un trato cordial que, efectivamente cambió de formas, cambió de estilo, empezó a comportarse respecto a mí de manera distinta, pero eso era comprensible de acuerdo con los intereses que cada quien tenía, y también te permite valorar a las personas y valorar, entre comillas, a las amistades.
—Las que están en las buenas y las malas…
—Las que están en las buenas y las malas.
—Ingeniero, nació un Primero de Mayo; debe ser una fecha muy importante para usted...
—Pues mira, sobre todo importante cuando iba yo a la escuela, porque era un día feriado.
—No tenía usted clases.
—No tenía clases.
—Y ya creciendo, la implicación…
—Pues ya creciendo, entendiendo la significación del Primero de Mayo, la lucha de los trabajadores por sus derechos y, pues qué te puedo decir, el gusto de haberme adelantado un mes a lo previsto por mi madre para llegar precisamente el día primero.
—Oiga, el Primero de Mayo pues se festejaba de otra manera en el México de hace unos años; casi ya no es un día que se marque políticamente, ¿qué piensa usted al respecto?
—No es un día que se marque, Pascal, porque los últimos gobiernos no han sido favorables a la expansión y el fortalecimiento de los derechos obreros. En los últimos decenios no ha habido mucho que celebrar para la mayoría del pueblo mexicano. Las celebraciones (y lo pongo totalmente entre comillas) de las cúpulas obreras corruptas, entregadas a los intereses contrarios a los trabajadores, los desfiles dizque obreros de esas cúpulas sindicales, pues yo diría que no tienen mucho que celebrar, y desafortunadamente muchos gobiernos a lo largo del tiempo compartieron esa fecha con justamente esas cúpulas que se habían eternizado, y que algunas siguen eternizadas en los distintos organismos sindicales.
—¿Es bueno que aquella forma oficialista, la de festejar el primero de mayo, ya no exista?
—Yo creo que sí, es bueno que esa forma no exista, pero debería haber una mayor presencia de los movimientos obreros independientes.
—¿Cómo siente el sindicalismo en México en estos tiempos?
—Desafortunadamente muy reprimido, muy limitado por el Estado mismo, por las propias cúpulas sindicales que están caminando junto a un Estado que no es favorable con los intereses de los trabajadores y, en general, a los intereses del país, y pues con la necesidad de revitalizarse, como creo que le sucede al movimiento sindical de prácticamente todo el mundo, o al menos en el mundo occidental en estos momentos.
—Del sindicato de Pemex
—Pemex, que ha sido una institución importante para el país y sobre todo de la que usted ha hablado y escrito mucho—, ¿qué opinión tiene?
—Que como todos los grandes sindicatos del país, electricistas, etcétera, tendría también que buscar cómo democratizarse, cómo tener más participación las bases trabajadoras en las decisiones sindicales y por lo tanto tener más autonomía como organización de los trabajadores petroleros.
—Parte de la debilidad que pudiera tener Pemex tiene que ver con lo que ocurre en el sindicato…
—Parte de la debilidad y defensa de los intereses de Pemex, de los verdaderos intereses de Pemex… Pemex como un organismo estatal vinculado a una actividad estratégica, que por cierto le han quitado esa calidad las últimas reformas y que yo espero podamos revertirlas. Sí haría falta un sindicato más fuerte, más independiente que interpretara (me refiero a las direcciones, a las distintas direcciones sindicales) mejor el verdadero sentir de los trabajadores respecto a cuál debiera ser la política petrolera del Estado mexicano.
—A partir de sus primeros recuerdos y lo que usted conoció después, ¿cómo era ese México de hace 80 años?
—Era un México más pequeño en todos los sentidos, es decir, si hablamos de cifras de crecimiento; decía algún anuncio de radio: ‘20 millones de mexicanos no pueden estar equivocados’. Ser un país de la quinta o sexta parte de la población de lo que actualmente tenemos, ciudades más pequeñas, la Ciudad de México mucho más pequeña, yo creo que andaba alcanzando el millón de habitantes, sin congestionamientos de tránsito. Un país que —esto es importante señalarlo— estaba avanzando, progresando; la gente estaba mejorando en sus condiciones de vida, en lo general con el reconocimiento de los derechos obreros, con la Reforma Agraria, con las medidas y programas del Estado, con los esfuerzos también de mucha gente que en el campo privado estaba empujando el progreso del país, y esto se mantuvo por muchas décadas, después de cuando yo nací.
—Sus primeros recuerdos son en el rancho La Hormiga, después llamado Los Pinos por un lugar de Tacámbaro, donde sus padres se conocieron.
—Se conocieron, y habían quedado en que la casa que tuvieran le pondrían el nombre de Los Pinos, en recuerdo a ese primer encuentro.
—¿Cómo era ese lugar, ingeniero, cómo lo recuerda?
—Primero era una casa más modesta, es la que se llama Casa Lázaro Cárdenas, que ahora está incluso remodelada. Era una casa mucho más sencilla en aquella época, con un jardín muy amplio, desde luego, sin barda, había apenas una malla de ciclón y un seto de truenos alrededor del predio, no entraba nadie. En la puerta había un portero, había una pareja que se relevaba; no había guardia militar dentro de Los Pinos. Era una vida mucho más sencilla, una vida de familia la que teníamos interiormente, por más que había un espacio pequeño  de oficina. Yo creo que serían unas tres habitaciones amplias para la oficina del Presidente, algún secretario que trabajaba con él, y eventualmente un trabajador más, pero dentro de Los Pinos no había una oficina amplia o edificio como hay actualmente.
—¿Su cuarto estaba ahí mismo, en la casa, en la planta de arriba?
—En la casa, en la planta alta de la casa.
—El general venía a Palacio Nacional a trabajar...
—Venía de despachar desde temprano, en la mañana. Yo, a los cuatro o cinco años, lo acompañaba a veces hasta Palacio y luego me regresaba. Generalmente llegaba a comer entre cuatro y cinco de la tarde y en la noche trabajaba en la oficina de Los Pinos cuando no tenía alguna razón para ir a Palacio.
—¿Qué amigos tenía usted en esa época?
—Muchos, muchos amigos, algunos que he conservado y otro que he perdido hace pocos años, pero algunos que he podido conservar todavía, como Raúl Castellano… El que he perdido fue José Altamirano, abogado laboral que se dedicó a su profesión por muchos años. Raúl Castellano vive todavía, compañero y amigo, hijo de un colaborador de mi padre. Sí había un buen grupo de amigos en esa época con quienes yo convivía, y aparte había un grupo de muchachos y muchachas que mis padres habían invitado a estar en Los Pinos, con quienes por razones de edad no convivía yo tan frecuentemente, pero que ahí jugaban y estaban con nosotros, con los más pequeños en el jardín.
—Usted empieza a ir a la escuela antes de que termine el sexenio del presidente Cárdenas…
—Yo empiezo a ir  a la escuela, a un jardín de niños en la colonia Del Valle, Brígida Alfaro, que todavía existe, ahí está, y ahí me llevó mi padre a inscribir y que yo hiciera un año.
—Porfirio Muñoz Ledo también estaba en esa escuela.
—Entiendo que Porfirio estaba también en esa escuela, pero no recuerdo muchos nombres de esa escuela. El abogado al que me he referido, José Altamirano, también estudió en esa escuela, nos llevó mi padre a inscribirnos a los dos...
—La primaria, ingeniero…
—La primaria fue un tanto
desordenada, por llamarle de algún modo. La empecé en Jiquilpan (ese fue el año en que mis padres habían dejado la Ciudad de México y nos fuimos a vivir a Michoacán), la hice entre Jiquilpan y Pátzcuaro el primer año, porque ellos se movían principalmente entre estas dos poblaciones, entonces estaba inscrito en la escuela en Jiquilpan y Pátzcuaro porque pasaban un mes o tres semanas en estas poblaciones.
“Terminé el primer año en la escuela que se llama Francisco I. Madero de Jiquilpan, ahí empecé el segundo año y ahí mi padre fue a hacerse cargo de la comandancia de la región militar del Pacífico.”
—En Baja California Sur...
—En Norte, en Ensenada. Pero primero había la idea de que fuera a Mazatlán, entonces me fui a segundo año a Mazatlán, después me fui a Ensenada y a mediados de año regresó a México. Terminó esta comisión, se vino hacer cargo de la Sexta de la Defensa y entonces regresé a Jiquilpan, pero como el noroeste en esa época tenía un calendario distinto al del centro del país, cuando yo llegué allá estaba el segundo año terminando y yo lo terminé a mediados de año en Ensenada y llegué a Jiquilpan a tercer año, a mediados de año también, y de ahí nos vinimos a México y aquí estuve en tres escuelas.
—Todavía en primaria.
—En tercer año de primaria, primero en Santa María, porque llegamos a la casa de mis abuelos, después nos fuimos a vivir a Guadalupe Inn, al sur de la ciudad, y entré a una escuela que estaba cerca de la casa, después tuve ahí un problema y me cambiaron a otra escuela en San Ángel, la escuela Porfirio Parra, y terminé tercero de primaria. Entonces, primero, segundo y tercero fueron muchas escuelas.
—Muchos cambios, lo cual para un niño de primaria incide en no poder tener amigos…
—No, pues afortunadamente hice amigos en todas partes, y luego mantuve a los amigos, aquí en México.
—¿Cuánto tiempo permanece en la Ciudad de México?
—A partir de ahí, el cuarto año ya entro al Colegio Williams, ahí hago del cuarto año hasta el tercero de secundaria. Son seis años de escuela, y la preparatoria la voy hacer a Morelia, en el colegio de San Nicolás de la Universidad de Michoacán.
—¿Cómo era ser hijo de un ilustre expresidente?
—Significó primero el que quizá los compañeros notaban o parecían sentir alguna diferencia, pero yo creo que el trato amistoso, etcétera, hizo que no significara nada y fuera un compañero más de todos. Con muchos del Colegio Williams —unos cuantos diría yo ahora— nos seguimos reuniendo desde que salimos en 1948; terminamos la secundaria, pero nos hemos seguido reuniendo, todavía nos seguimos viendo un puñado de compañeros de esa época.
—¿Cómo se llevaba el general Cárdenas con los presidentes, con Ávila Camacho, con Alemán, con Ruiz Cortines, cómo era la relación?
—Yo creo que había una relación cordial. Con el general Ávila Camacho había sido su colaborador cercano, había una amistad familiar, y pues mantuvo una relación además de colaboración. Fue primero comandante de la región del Pacífico y luego secretario de la Defensa Nacional hasta que terminó la guerra, el día que se firmó el armisticio con Japón, que Japón se rindió, pues en ese momento él presentó su renuncia y a los pocos días seguramente le fue aceptada y no volvió a tener ningún cargo militar.
—Suelen hacerse, trazarse diferencias muy grandes entre  el cardenismo y el alemanismo…
—Sí, efectivamente, yo creo que hubo un fuerte retroceso, sobre todo en materia agraria, educativa; hubo una reforma en materia agraria aprobada en los primeros días del gobierno del licenciado Alemán, a fines de diciembre de 1947, que fue votada y propuesta esa reforma por quienes después serían presidentes, López Mateos y Díaz Ordaz.
—En ese tiempo lo que se esperaba de un expresidente es que no interviniera.
—Que no interviniera en las cuestiones de política diaria y desde luego de política electoral. Eso sí fue una disciplina que mi padre se impuso, de no tener ninguna intervención en política de carácter electoral, pero cuando él creía que en materia de petróleo o en materia de reforma agraria tenía que decir algo, lo hacía, pues siempre había oportunidad de decirlo en alguna entrevista, artículo, la invitación que le hacía algún grupo para reunirse con él.
—Y eso tiene que ver con el hecho de que cuando regresa Plutarco Elías Calles al país siendo el presidente el general Cárdenas…
—Regresa cuando es Ávila Camacho presidente.
—Sí, pero hay una declaración de Plutarco Elías Calles que provoca un cambio en el gabinete del general Cárdenas.
—Bueno, eso es muy al principio del gobierno, en el principio del gobierno el general Elías Calles pretende seguir interviniendo en los asuntos del Ejecutivo, viene un choque entre los dos, entre el presidente y el general Calles, mi padre le pide la renuncia a todo el gabinete.
—A los pocos meses...
—En junio de 1935, a los seis o siete meses de estar en el gobierno le pide la renuncia a todo el gabinete, hace algunos cambios importantes. El general Calles va a Estados Unidos, regresa y luego sigue habiendo algunos problemas y se decide que el general Calles salga del país. Esto es, no se procede como se procedía en épocas anteriores de resolver esto con uno o varios balazos, sino como la salida del general Calles del país acompañado de tres civiles.
—¿Se vuelven a ver?
—Se vuelven a ver justamente cuando México declara la guerra y mi padre acababa de aceptar la Secretaría de la Defensa Nacional en Palacio Nacional. Ese día se reencuentran cuando el general Ávila Camacho convoca a todos los expresidentes a presidir este acto de que México declarara la guerra y muestran la unidad en torno al Presidente. Ahí se encuentran, y relataba mi padre que al estar despidiéndose todos del presidente de la República, habían subido a su despacho, el despacho presidencial, él se había apartado a platicar con alguna persona ahí en ese sitio y cuando ya se iba el general Calles, el general se regresó a despedirse de mi padre y después entiendo que se vieron un par de veces, no sabría decirte exactamente cuándo, un par de veces, porque el general Calles murió en 1945.
—¿Cuál ha sido para usted el sexenio más complicado en términos de que el general Cárdenas no compartiera la política del gobierno, tuviera mayores diferencias?
—Sin duda los sexenios de López Mateos y Díaz Ordaz, cuando mi padre fue un defensor y una persona que estuvo continuamente insistiendo en que se liberara a los presos políticos, a los ferrocarrileros, a Siqueiros, a Filomeno Mata, después a los del 68, fueron sin duda los años de relación más difícil de él con el gobierno, siempre manteniéndose en el gobierno. Creyendo que sin una ruptura brusca tendría más facilidad para lograr que salieran. No lo logró; fue yo creo una de las más grandes frustraciones que él se llevó, el no haber logrado que los presos políticos hayan sido puestos en libertad, pero hay muchas constancias en sus apuntes y constancias públicas de que estuvo insistiendo en la liberación de los presos políticos.
—¿Por qué Ingeniería?
“Seguramente porque me tocó acompañar a mi padre en muchas ocasiones cuando hacía visitas. En muchos periodos de vacaciones, sobre todo en las vacaciones largas que teníamos a fin y principios de año, invitaba a la familia y también algunos amigos, de paso amigos míos, a hacer algunos recorridos, y en esos recorridos era frecuente que visitara algunas obras que se habían hecho en su gobierno, que fuera a visitar algunas obras que estaban en construcción, que eran proyectos importantes para el país. Seguramente por esto y las pláticas con él, después el que él se haya hecho cargo en el 47 del desarrollo de la cuenca del río de Tepalcatepec, en Michoacán; fundamentalmente era un proyecto de desarrollo pero con mucha vinculación con la ingeniería. Seguramente todo esto me llevó a estudiar ingeniería y a entender además que la ingeniería no es sólo técnica, sino que también tiene muchas vinculaciones con las cuestiones sociales, desde que se tiene que trabajar con gente para los diseños, para las construcciones, para organizar una obra, para atender no sólo lo meramente técnico, sino los servicios que tienen que ir con una construcción grande, hospitales o servicios de salud; todo esto me llevó seguramente a la ingeniería y a interesarme por cuestiones del desarrollo regional, etcétera.
—¿Y a participar en política en qué momento lo decide, en qué contexto?
—Yo creo que participar en política no electoral siempre que tuve alguna oportunidad.
—Movimiento de Liberación Nacional...
—Círculo de Estudios Mexicanos, primero, que era simplemente un foro de discusiones, de reflexión,  donde había mucha gente que sabía de cosas, yo iba ahí de joven a aprender más que nada, después en el Movimiento de Liberación Nacional que no tenía un carácter electoral y finalmente, ya faltando mi padre, en ese momento el candidato López Portillo me invita a ser candidato a senador por Michoacán, pues acepto y decido participar, y de entonces para acá ha sido actividad política, política en la que me he desarrollado. Ya no sólo técnica o técnica política, sino principalmente de carácter político.
—En aquellos días que dice usted que en el Círculo iba a escuchar, a aprender, ¿a quién admiraba políticamente?
—Había mucha gente muy importante y muy interesante en México, esto es Alonso Aguilar y Fernando Carmona, economistas muy destacados, maestros eméritos de la universidad; el doctor Guillermo Montaño, un oncólogo conocido; el doctor Enrique Cabrera, hijo de Luis Cabrera, cardiólogo también, que murió, por cierto, muy joven; el ingeniero Manuel Mesa Andraca, que fue de los fundadores o que echó a andar el proyecto de Chapingo como escuela de agricultura; el ingeniero Jorge L. Tamayo, un geógrafo muy destacado en el país, en fin, mucha gente a la que había que aprenderle muchas cosas.
—Bueno, pero decide participar como candidato del Senado…
—Así es.
—¿Qué quería usted lograr en ese momento?
—Para mí se abría una oportunidad de conocer más a fondo y de vincularme más con Michoacán; sin duda ésta fue la razón principal que me llevó a aceptar esa propuesta del candidato López Portillo. Yo le dije que tenía mucho interés en colaborar en algún cargo en el Ejecutivo, pero que no me atraía mucho lo del Legislativo. Él me dijo “por qué no acepta el reto de una elección”, y le dije: “Pues si esto le sirve a su campaña voy, pero repito, yo quisiera estar en una cuestión más dinámica, más cerca de usted”. Y eso se lo dije además cuando terminó la campaña, ya con resultados electorales. Pero me permitió recorrer Michoacán; no era frecuente que los candidatos a senador en esa época recorrieran todos los municipios, yo recorrí los 113 municipios del estado, todos los distritos que había en aquella época, muchas comunidades pequeñas donde los candidatos a senador no iban, y esto me permitió una vinculación con Michoacán que no tenía. Conocía yo muchas partes por razones familiares, por haber acompañado a mi padre en muchos recorridos, pero no había ido a los 113 municipios ni recorrido con todo cuidado, diría yo, las ciudades principales, las colonias de Morelia, de Uruapan, de La Piedad, de Zamora.
—Un Michoacán que había vivido conflictos en el gobierno de Arriaga Rivera, ¿qué estado era ese de Michoacán?
—Mira, había vivido conflictos que afortunadamente la mayor parte de ellos se habían superado. Yo recibí, debo decir, un estado tranquilo, había algunos que empezaban a darse con la delincuencia, pero nada parecido a lo que hay actualmente.
—Ya desde entonces…
—Ya desde entonces, principalmente por las informaciones que se tenían de tráfico y cultivo de mariguana, más que otra cosa, algo de amapola, pero en fin, en una dimensión mucho muy menor a lo que tenemos actualmente.